Entre las muchas cosas buenas que tiene el verano, está el que prácticamente siempre hay fiestas en algún sitio. Hace poco fueron las de mi barrio: San Juan. Ahora, las de los comerciantes de una calle de mi barrio: Martín Azpilicueta. 2 días de hinchables, trenico, talleres, dantzas, deporte rural, globoflexia... todo por cortesía de los comerciantes. Y lo mejor, ¿sabéis en quienes confiaron para realizar el taller de pintura de caras?. Siiii, en Cristina y en mi. Ay, lo hemos pasado genial. Para que los niños no tuvieran que esperar fila, lo que hacíamos era repartir números, como en la carnicería. Y, en una pizarrica blanca, íbamos apuntando el número en el que íbamos. Por iniciativa propia, unas chavalicas encantadoras se encargaron de ir anotando el número y de decirlo en voz alta. Eran nuestras "señoritas secretarias". Además, como Cristina y yo somos del barrio de toda la vida, pues, imaginaros, un montón de gente conocida. Y muchos niños del cole de nuestros chicos. Un ambiente muy agradable. El primer día estuvimos 3 horas y el segundo 4. Sin parar. Cuando terminamos y me levanté de la silla, casi no me podía ni mover. Entonces me di cuenta de que estaba cansada, con mucha sed y mucha hambre. Pero hasta entonces, ni notarlo. Y sobre todo, fue un placer trabajar al lado de Cristina. Bueno, después de este rollo que os he metido, os dejo con una fotico que me saqué con una compañera del cole de mis hijos a la que maquillé de mariposa. Que por cierto, ahora que veo la foto, pedazo cuerpo le pinté a la mariposa!. Gracias a todos los que pasasteis por allí.
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